Como tuve una problemas con el blog, hoy voy a poner dos capitulos seguidos del fan fic. Disfrutadlos!!
El Diario de la Reina de los Vampiros
Capítulo 3: Marshall Lee
"Tal vez no te conozca…pero sé que seremos grandes amigos."
-¿Marshall Lee?- se preguntó Jake, sorprendido y dudoso.
-¿Prometido?- se preguntó Finn, algo molesto y celoso.- No sabía que Marceline tenía que casarse con ese tipo-
-Mmm… ¿Dónde he escuchado ese nombre antes?- volvió a cuestionarse el perro, rascándose la barbilla.
-Espera, espera, espera… Tiempo fuera- pidió Finn, captando la atención del perro- Marceline dijo que tenían el mismo apellido, no podrían casarse si son de la misma familia. Eso sería enfermizo y raro-
-Sí, Finn. Así como también es raro que estén nuestros nombres en el diario de Marceline, el cual fue escrito años antes de nosotros- soltó Jake, confundido. -Si nos inquieta tanto, podríamos dejar de leer…- sugirió.
Los dos chicos se miraron y luego al diario. Ya no podían dar marcha atrás aunque lo quisieran, estaban muy involucrados, además tenían curiosidad de que pasó con la Reina de los Vampiros.
Finn tenía una inquietante sensación respecto al nombre “Marshall Lee”, al igual que Jake, incluso sentía cierta molestia por leer que Marceline se pudo haber casado y cierta felicidad porque Marceline se había abstenido de ese matrimonio…debía ser así, porque ella no parecía para nada un ama de casa…pero ahora que lo pensaba no sabían mucho de la vida de Marcy, pudiese ser que si se casó, solo que no estaba en ese momento con Marshall por alguna razón, pero rogaba que no se halla casado y eso ni él sabía por qué era como si otra persona diferente a él pero a la vez tan parecido le dijera que tenga esos sentimientos y celos hacia lo que se le acerque y sea una amenaza a la reina de los vampiros a aquella con una tan hermosa y suave piel.
Estaba dispuesto a correr el riesgo con tal de saber que pasó entre el Finn que se mencionaba ahí y el pasado de Marceline…
-No, Jake- contestó Finn, rendido- Sigamos leyendo-
El perro vio una pizca enojo, curiosidad y una determinación que jamás vio en Finn, pero lo comprendió, podía ser incluso que el pasado de Finn se encontrará ahí, igual la respuesta de porque era el último humano en Ooo.
Debía haber algo ahí. Después de todo, el diario de Marceline parecía remontarse antes de la extinción de los Humanos, porque ella era humana ahí.
Por el bien de todos debía seguir leyendo y encontrar respuestas.
-De acuerdo- suspiró Jake. Luego ambos pusieron su atención de nuevo en el diario.
"4 de Diciembre, 1900:
Querido Diario:
Pffff…Las maldiciones si se cumplen y hoy conocí al el tal Marshall Lee y a su detestable padre.
¿Quieres saber qué pasó? Pues para mamá y papá las cosas salieron nefastas, pero para mí todo salió de acuerdo al plan…aunque, a veces te puedes sorprender de las personas.
¿Quieres saber todo lo que pasó?
Bien, iniciaré con una pesada letanía acerca de todo lo que me hicieron esa mañana.
Apenas salió el sol, y mamá y las mucamas me levantaron casi a escobazos de mi mullida y suave cama, lo que más me fastidió era que estaba soñando con Finn y quería seguirlo haciendo (jajaja parezco esas viejas solteronas aficionadas en buscar el marido perfecto y que sueñan con él todas las noches).
Luego me probaron más de cien vestidos, perdí la cuenta a partir de doce, al final mi mamá y los otros optaron por dejarme un vestido rosa pastel. ¡Puaj! Es muy… MUY ROSA!!
Luego me rizaron todo el cabello y me lo hicieron un elegante peinado, eso fue lo único que me gustó. Mi cabello es tan largo que mis rizos caían graciosamente sobre mis hombros, el peinado se veía bien, pero cada vez que mamá o papá tratan de hacer las cosas bien, terminan por arruinarlo de nuevo. Me envainaron toda la cara en maquillaje, incluso me duele y arde aun de todo lo que me echaron.
Mi cutis estaba bien, sin embargo mamá hizo que me pusieran como cinco capas de maquillaje, sobre las cuales me pusieron colorete y lápiz labial, por no decir de unas sombras brillantes que hacían juego con el vestido. Luego de eso, me apretó el corsé tanto que apenas y podía respirar. ¿Qué les pasaba echándome tanta porquería? No lo sé.
Si Finn me hubiera visto se hubiera sorprendido tanto que me hubiese muerto, o bien, se hubiera también reído y yo con él.
Luego de eso me prohibieron desayunar y no comí nada, porque según mamá debía entrar en el vestido y estar así de delgada, sin hincharme por la comida ¡Que ridiculez e muero de hambre! Por si fuera poco, el tío ese y su padre no llegaron a la hora especificada, y yo aquí queriendo arrastrarme hacia la cocina a tragar algo porque lo de comer era ase como una hora.
Llegaron a más de mediodía, y para entonces ya me tenían tan fastidiada que me volví una fiera molesta, frustrada, sin respirar y hambrienta. Pero luego sentí como casi se me doblan las rodillas cuando vi que la lujosa carroza arriada por cuatro caballos se detenía frente a la enorme puerta de nuestra casona y contuve la respiración cuando el cochero abrió la puerta.
Al instante, salió un hombre bien vestido, con un sombrero de copa y un bastón elegante. Pero tenía una mirada que me dio miedo, por no decir que se parecía mucho a papá. No sé si eran mis nervios o lo vi así.
Era calvo, porque incluso se le podía ver la pelona debajo del costoso sombrero y sus ojos eran rojo carmín…como los de papá. Sé que es raro que alguien los tenga así, pero viviendo en Ooo de todo se podía encontrar uno. Además, cuando le pregunto a papá por ellos no me responde.
Afortunadamente no tengo esos ojos tan intimidantes y diabólicos que ellos tienen, si no que tengo los ojos azules de mamá…y no los cambiaría por otros jeje .
Luego, el corazón se me paralizó cuando vi a un joven salir detrás de ese hombre.
Era delgado y más alto que yo, aunque le calculé diecisiete, dieciocho a lo mucho, ni más ni menos. Su cabello era negro, como el mío, y le caía en la frente y su piel era blanca y tersa a la vista. Pero sus ojos me llamaron la atención, típico de mí. Era verde esmeralda, los ojos más verdes, brillantes y bonitos que había visto (pero me seguían gustando más los ojos azules de Finn). Tenía buen porte y una manera de caminar despreocupada y derecha y una sonrisa encantadora y deslumbrante. Sin duda si yo no hubiera encontrado a Finn, que la perfección de chico para mí, sería como todas mis amigas que darían la vida por este, sin embargo, yo no dejaba de mirarlo como si fuese una amenaza.
Cuando posó su mirada sobre mí me helé por completo, pero no desvié la mía y solo le fruncí el ceño, más ese chico solo sonrió burlonamente. Detestable.
El hombre y su hijo caminaron a la entrada y su padre y el mío se estrecharon en un fuerte y caluroso abrazo, riendo y diciendo todo el tiempo que había pasado desde la última vez que se habían visto. El hombre saludó también a mamá, besándole la mano como acostumbran los adultos y diciéndole lo hermosa que era, ella agradeció y dijo:
-Tu esposa estaría orgullosa-
-Lo sé- contestó el hombre, con tristeza.
Supe interpretar ese intercambio de palabras. Me sentí mal por esos dos, porque aunque llegarán a echar mi vida a la calle, no tener mamá o esposa debía doler. Supuse que al igual que yo, Marshall había sacado los ojos de su madre. En eso ambos teníamos buena suerte.
Luego mamá le sonrió a Marshall, diciéndole a aquel hombre lo grande que estaba su hijo, y él le contestó que era su orgullo. El tipo ese saludó a mamá con cortesía, pero pude sentir como solo lo hacía para tomarme a mí el pelo.
Es una de esas conexiones que tienes a primera vista e impresión de personas que en el futuro te caerán mal.
El hombre me miró luego a mí, con su misma mirada intensiva…desafiante…y malévola. Como si fuera algo comestible. Papá le dijo que yo era su hija y me presentó, pero olvidé por completo el parloteo de papá, porque me quedé hipnotizada por esa mirada carmesí. Desperté cuando el hombre puso una sonrisa igual a la de su hijo y me dijo que estaba muy grande y hermosa…luego se volteó con papá, diciendo "Como pasa el tiempo…".
Luego papá se dirigió a mí y me tomó de los hombros, obligándome ligeramente a mirar a Marshall Lee, quien le sonrió a él de forma amistosa y a mí de manera irritable. Y dijo:
-Linda, él es el hijo del conde Bonesteir, Marshall Lee-
No dije nada, solo me quedé ahí, mirando con recelo a ese chico. Quien sonriente tomó mi mano y dijo sensualmente:
-Es un placer conocer a la belleza que será mi esposa-
Luego me besó la mano de manera galante.
Me sonrojé por completo, no supe si fue porque nunca antes me habían tratado así, por el impulso de enojo y furia que me provocaba ese chico. No me sentí azorada como ayer con Finn, solo sentí…molestia e incomodidad. Pero cierta parte de mi me intuyó que ese chico no lo hizo de manera sincera. Tal vez lo hacía para también quedar bien con su padre. Como fuera a mí me molestó.
Sonreí forzosamente. Ese era el momento perfecto para dejarme llevar por mis impulsos y llevar a cabo mi plan. Así que respondí con la misma falsedad que me pareció que desprendió su sonrisa y ese acto y dije:
-El placer es mío…Marshall Lee-
Entonces lo pisé con esas incomodas zapatillas de tacón altísimo que me lastimaban los pies, pero en ese instante agradecí a mi madre por decirme que las llevara puestas.
¡Jajajajaja! La cara que puso Marshall Lee y el grito que dio no tuvo precio, ni las expresiones en los rostros que pusieron mis padres o el suyo de sorpresa, de verdad tuve que salir corriendo para no ahogarme ahí de la risa ¡Jajaja! Me rió tan solo de acordarme.
Oí a lo lejos como papá decía algo acerca de llevarle hielo personalmente a Marshall, y a mi mamá pidiendo disculpas. También oí como algunos sirvientes le ayudaban a sentarse ¡Que chillón! De seguro Finn se reiría cuando le contará.
Fui a la cocina y saqué un buen plato de cerezas, me senté en la mesa y comencé a comer, tragándome lo que venía a continuación.
A pesar de ese acto revolucionario de mi parte, me sentía mal. No había podido decirlo a Finn que me iba a casar, y para ser sincera aun no sé cómo. Me gusta y creo que yo también le gusto. Decirle que me iré nos va a destruir a ambos, pero sería peor no decirle ni volverlo a ver. Primero muerta antes de tratar de olvidarme de ese chico que me enseñó que la vida iba más allá de vestidos costosos y matrimonios arreglados.
Finn, Finn, Finn…No puedo sacármelo de la cabeza. Y tengo la sensación de que él tampoco. La idea me emociona jeje...
Pasé unos minutos de paz, porque luego llegó mamá a echarme toooooodo un sermón acerca de lo que había hecho.
Lo típico: Que las chicas no deben comportarse así y menos con mi prometido, y que eso era por el bien de la familia y bla, bla, bla…pero me enojé de que en todos estos años papá y ella solo se preocuparan por lo que ellos querían.
Le respondí esto:
-¡Es fácil para ti decirlo! ¿¡Pero que hubieras hecho si a mi edad te quisieran casar con un completo extraño!?-
Cuando vi la expresión de dolor de mi mamá me di cuenta de la gravedad de mis palabras, pero no me gritó como cuando yo lo hacía, sino que se acercó y me abrazó, susurrándome algo que, a decir verdad aún me inquieta:
-Lo siento, linda. Pero esta mucho en juego ahora. Tu matrimonio con ese muchacho puede salvar nuestra especie…-
¿Especie? ¿Pues qué somos alguna clase de animal? Bien, era oficial. No me podían hacer sentir peor. Me separé de ella lentamente y me disculpé, luego salí corriendo a casa de Katherine.
Pase todo el día con ella y le conté todo lo sucedido. Como dije, Kathy se emocionó demasiado cuando le dije lo de Marshall, me dijo que era afortunada porque me casaré con un lindo chico, pero yo no lo veo así.
Marshall es apuesto y sexi, nadie se lo quita, pero hay algo en él que me hace sentir que….estamos pasando por lo mismo, que ambos seremos una molestia el uno para el otro, pero que aunque grita no lo escuchan.
Molesta, confundida e irritada volví a casa muy noche, afortunadamente todo ya estaba a oscuras, por lo que decidí escabullirme y dejar de pensar en todo aquello que me rodaba la cabeza. Caminé por los pasillos, alumbrados por la tenue luz de los candelabros en las paredes…desgraciadamente me encontré con Marshall en las escaleras. Me dio un poco de pena porque iba sin camisa…tiene buen cuerpo. No lo niego. Pero tuvimos una conversación aún más inquietante que lo que mamá me dijo:
-Buenas Noches…- dijo, sonriendo de la misma manera. Yo no le respondí, solo seguí andando hasta mi cuarto con el ceño fruncido. No estaba de humor para él, y menos en estos momentos porque aun pensaba en cómo le diría a Finn las cosas.- Vamos, no seas así encanto- oí como me decía.
¿Encanto? ¿Pues qué se creía? Seguí caminando ignorándolo, pero entonces sentí como algo me tomaba del brazo y lo siguiente fue un duro golpe que me hizo sacar un gemido de mis labios cuando esta chocó contra la pared. Cerré los ojos debido al impacto, pero cuando vi que pasaba…mi calor corporal subió de intensidad.
Me hallaba acorralada por él, y estábamos muy cerca el uno del otro. Tenía un brazo contra la pared, bloqueándome a la mitad la salida, sus ojos brillaban incluso en la oscuridad…me sentía fastidiada por él, pero a la vez, tenerlo así hacia que sintiera fascinación."
-¡Wow! ¡Qué fuerte!- soltó Jake, de manera picara.
-¿¡Quieres seguir leyendo!?- gritó Finn, irritado. La verdad, lo que estaba ahí le estaba molestando demasiado y le sacaban unos celos hasta ajenos.
-Jeje, alguien esta celosito- dijo Jake, sonriendo cínicamente. Finn gruño por lo bajo, y luego siguió leyendo...
"Marshall era demasiado apuesto, pero yo quería a Finn y solo a Finn. No me deje intimidar ni dejar llevar por su buen cuerpo o sus bonitos ojos. Sonreí de medio lado y le dije:
-Sé el tipo de chico que eres. Egocéntrico y algo narcisista. ¿Por qué no dejas de hacerme la vida miserable y te casa con otra desafortunada chica que tenga un padre rico?-
-¿Tú crees que esto lo hago por el dinero de tu padre?- preguntó, enojado. De repente sus ojos se tornaron más oscuros y me dieron miedo- No tienes ni idea- negó con la cabeza y luego me miró más intensamente- Si estoy aquí es para salvar a papá y a tu familia, no por ti. Deberías dejar de actuar aun como una niña y enfocarte en salvarnos-
Ahí estaba de nuevo eso. ¿Salvarnos de qué? No podía entender, pero si mamá lo había dicho, eso no era un chantaje hecho por Marshall, había algo más. Sin embargo también me enoje ¿Dejar de actuar como una niña? ¿Me estaba juzgando?
Resignado por mi grandiosa terquedad, se enderezó dejándome de nuevo en libertad, luego comenzó a caminar hacia su habitación, pero antes se detuvo, y sin voltearme a ver dijo:
-Y para que lo sepas, yo también amo a otra persona-
Luego se fue. Dejándome sola.
No sé qué voy a hacer. Hay tantos secretos aunque no comprendo en la familia. Este día me ha dejado claro que debo usar todo lo que tengo en contra de este matrimonio, pero me preocupa un poco lo que Marshall me ha dicho y lo que mamá también comentó. Tengo que investigar esos orígenes de Marshall y su padre, y por qué tienen nuestro apellido, igual del parentesco que tiene su papá con el mío.
Pero lo más pesado es lo que haré mañana sin duda: Mañana le diré a Finn que me casaré, espero que lo tomé bien.
Deséame suerte."
"5 de Diciembre, 1900…
Querido diario:
¡!
¡Por dios, Por Dios, Por Dios! ¡Estoy tan feliz! ¿Quieres saber por qué? Es simple. Hoy las cosas fueron mucho mejor respecto a mí, Finn…incluso me fue bien con Marshall. Por cierto, lo juzgué mal. Puede ser que lleguemos a ser buenos amigos, tenemos tanto en común.
Te diré todo lo que pasó:
Esta mañana amanecí hecha todo un embrollo respecto a mis sentimientos y lo que dijo Marshall, como si no tuviéramos elección, pero lo que más me revolvía el estómago fue que…ese día debía contarle a Finn lo que pasaba, por ello agradecí que no pude dormir, porque así esperé a que los primeros rayos del sol se colarán por mi ventana, para que antes de que se despertará alguien me fuera a los campos de cultivo de calabazas.
Cuando llegué, Finn estaba a punto de irse a trabajar, pero cuando me vio bajar de la carroza aventó las palas y semillas y fue corriendo a darme un abrazo, que recibí alegremente. Me invitó a su casa y desayunamos junto con su perro Jake, pero este no pudo acompañarnos todo el tiempo, pues dijo:
-No, viejo. Quédate aquí con la señorita Marceline, yo iré a cultivar. Solo alcánzame cuando puedas.-
Finn accedió y me quedé con él en su choza. Me preguntó si estaba bien, porque parecía preocupado ¿De verdad se me notaba tanto? Suspiré y le dije lo que pasaba; que me iba a casar con Marshall Lee y que mis padres habían sido los culpables de ese compromiso.
En todo el tiempo en lo que le dije eso desvié la mirada. No quería ver su mirada triste y decepcionada que de seguro tenía, pero cuando acabé mi historia con un "No me odies" El soltó una risita que me hizo voltear a verlo.
Se estaba riendo un poco, y en sus ojos no se veía ni una pizca de tristeza. Tomó mi mano, y con esa sonrisa que me puso de rodillas dijo:
-¿Odiarte? Yo no podría jamás odiarte- suspiró cansinamente y me miró con algo de tristeza- Quería hacer esto más simple…pero veo que ya no te tengo tiempo, pero debo decirte esto, aunque creo que ya lo sabes- con una mano se acarició suavemente la mejilla, haciendo que me sonrojara como loca- Sé que es muy pronto también, pero eres una persona maravillosa Marceline. Eres hermosa, inteligente, audaz…y jamás he visto que te dejes llevar por la avaricia, que según me cuentas, tus padres tienen. Eres la persona más especial para mí. Te quiero, Marceline-
Me sonrojé entera, pero una felicidad me invadió por completo cuando lo supe, pero también me sentí pero de lo que ya estaba. En caso de que a Finn nunca le hubiese gustado, mi compromiso con Marshall no le habría afectado tanto, pero…aunque veía su sonrisa limpia y sincera, estaba triste. Lo único que lo podía decir en esos instantes era que también me gustaba.
-Yo también te quiero- le dije, sonriendo tristemente y tocando con las yemas de mis dedos sus mejillas blancas por igual. Ambos nos atrajimos el unió al otro…hasta que nuestros labios se juntaron.
Sentía la sangre hervir bajo mi piel cuando lo besé, pero completo mi ecuación. Todo se me olvidó por completo. Marshall, mis padres, el compromiso…solo existía ese momento para mí. Besarlo fue increíble. Aún el recuerdo hace que la piel se me ericé.
Es amor lo que siento por él. Amor en mi corazón, y quería estar junto a él todo el tiempo. El beso subió de intensidad, no pasó a segunda fase jeje, pero fue más que satisfactorio apara mi..."
-¡Que fuerte!-soltó, Jake pícaramente, luego miró a Finn.
El pobre chico tenía toda la cara roja y las pupilas dilatadas y brillantes. ¿Qué había besado a Marceline? Pero si eso no pasó jamás. Más aún, ella se lo dejó claro cuando quiso invitarla al cine, y sus palabras aun le resonaban en la cabeza, sin embargo no podía negar que aun veía a Marceline…atractiva. Y habían pasado demasiadas cosas juntas, como lo de su papá, el cual casi destruye Ooo…lo que le llevo a otra pregunta ¿Qué hacía su padre en la Nocheosfera? Ahí en sus manos tenía su pasado. Pero siendo sincero consigo mismo quería a Marceline, lo malo es que no sabía cómo ni cuánto. Aún no había olvidado del todo a la Princesa Bubblegum, luego se había sentido desorientado en cuanto lo que pasó con La Princesa de Fuego…pero lo que pasó con Marceline la vez que se escondió en su ropero no tuvo nombre.
Esa vez se pasaron de la raya, incluso la vio…desnuda.
Tragó saliva ruidosamente cuando lo recordó. Por alguna razón se le hacía aún más atractiva después de eso y hasta se sentía enfermo. Pero jamás en su vida lo volvería a hacer ¡Eso se lo había prometido el mismo!
Cuando le vino a la mente ese recuerdo, también le vino a la mente cuando la escucho grabar su canción personal, la cual nadie debía escuchar.
Ni él ni Jake sabían lo que Marceline había vivido durante tantos años, que de seguro esa carga llevaba la perdida de personas importantes para ella. Lo extraño era eso; que Marshall le dijera que tenían que salvarlos. En ese momento, en el diario, Marceline no se había transformado en vampiro…y aun había cosas que no comprendía, incluyendo la mención de su nombre y el de Jake.
Sin embargo con todo esto se sentía azorado por ese beso del cual nunca se percató.
-Jeje, estas rojo como un tomate, viejo- rió Jake.
-Es todo, ahora si nos pasamos- soltó Finn, confundido y sonrojado- Cierra eso y ponlo en su lugar ¡Jamás debimos abrirlo!-
-Pero Finn-
-¡Pero nada! Ya hemos husmeado mucho. Marceline nos matará- contestó molesto.
-Parece que alguien se siente incómodo con la situación- reía de nuevo Jake, maliciosamente.
-¡Por supuesto que es incómodo!- respondió Finn, irritado- Imagina que ves tu nombre en un diario que fue escrito antes de que nacieras y que diga que besaste a la Reina de los Vampiros!!-
-Oye hermano, cálmate- dijo Jake, algo preocupado por ver que a su amigo casi le da un ataque de pánico. – Escucha, no sabemos nada del pasado de Marceline. Salvo que su padre se comió sus papas y que vivió en nuestro hogar antes que nosotros, pero ponte a pensar que en Marcy hay varias cosas que dejamos pasar por alto. Nadie es tan sensible como para odiar a su padre tanto por comerse unas papas que podían reponerse y este tal Marshall Lee…siento como si ya lo hubiera mencionado antes- Finn bajo la cabeza apenado por los argumentos de su perro.- Hagamos algo: Sigamos leyendo y si tú piensas que es demasiado, cerramos el diario, lo colocamos de manera que Marcy no se dé cuenta de que lo vimos y luego asaltamos su refrigerador ¿Qué te parece, compadre?-
Finn lo pensó un poco. Era cierto, en ese momento tenían la oportunidad de conocer más a Marceline sin que les hiciera nada y resolver ese misterio del otro Finn y del otro Jake.
-De acuerdo- suspiró Finn, resignado y tomando asiento de nuevo- Pero hay que darnos prisa, Marceline puede llegar en cualquier momento-
Y siguieron leyendo…
"Ahora veo porque Shakespeare escribió Romeo y Julieta con tanto dolor. Porque esa era la misma situación…somos un amor prohibido jeje…y es tan difícil, y lo será aún más.
Antes de irme a casa Finn prometió que iría verme seguido, y yo le prometí lo mismo. Dijo también que haría todo lo posible por cumplir su deseo de convertirse en héroe, tal vez así podría ser digno de presentarse en mi hogar y llevarme con él, o si mis padres seguían igual de tercos, nos fugaríamos y viviría aventuras con él. De hecho Finn y yo tenemos eso en común: Ambos tenemos sed de aventura.
Cuando llegué a casa era el ocaso, y suspiré resignada, sabiendo que mis padres, el padre de Marshall o Marshall desvanecerían esa buena energía que me provocó el beso de Finn…pero las cosas fueron distintas.
Cuando llegué y crucé el umbral de la puerta oí el piano. Pensé que era mi imaginación, porque nadie en casa lo toca excepto yo, y eso a escondidas de mis padres por lo que dicen: "La música es poco apropiada para una joven como tú".
Pero papá no lo toca jamás, aunque sabe y mamá era más poco probable porque ella si desconocía por completo. Caminé al salón principal, donde mi madre da sus aburridas fiestas mensuales de adultos y me sorprendí de lo que vi.
Era Marshall el que tocaba. No era una canción lenta y aburrida, no, era una canción rápida y movida que me captó por completo, normalmente yo era el bicho raro que tocaba así de rápido. Me sorprendía que alguien tan desagradable como él tocara así.
Me hipnotizó, y me quedé ahí plantada escuchando la música, la cual en ese momento no la tocaba yo. Marshall terminó de tocar y luego suspiró cansinamente.
-¡Asombroso!-
Tuve que decirlo, sé reconocer el talento cuando lo veo. Marshall me volteó a ver y sonrió de medio lado. Tuvimos una conversación interesante, igual que la noche anterior, pero mucho más agradable.
-¿Qué? ¿Ya te caigo bien ahora?- preguntó, burlonamente.
-Yo no he dicho eso- respondí, devolviéndole la misma sonrisa- Pero tocas bien-
-Gracias- respondió él, y volteó a ver una partitura que tenía sobre el piano- He trabajado mucho en esta pieza-
-Yo también compongo- le dije, acercándome a él- Pero mamá y papá dicen que es inapropiado. Supongo que es porque compongo canciones muy rápidas y movidas. Aunque suene raro, no me gusta la que tocan en los conciertos que luego dan-
-A mí tampoco- rió divertido- Esa música es un fiasco-
-Exacto-
Marshall me sonrió de nuevo, pero esta vez no burlonamente, sino audazmente, incluso se parecía a mi habitual sonrisa de siempre.
Me señaló el asiento y me senté a su lado. Hacía tanto tiempo que no me ponía sobre el palco del piano y acaricié las teclas, como si fueran delicadas piezas de porcelana.
-¿Te gusta algún otro instrumento?- pregunto, curioso.
-Si- respondí inmediatamente- La guitarra, pero no sé tocarla muy bien- Marshall rió un poco.
-Jeje, pues es una suerte que vayas a ser mi esposa, porque sé tocar la guitarra como un dios. Tal vez te enseñé un día.-
-¿De verdad?- pregunté sorprendida y con un gran brillo en los ojos.
- Seguro- dijo encogiéndose de hombros- Tal vez así seas menos irritable.- Lo fulminé con la mirada, pero el rió divertido. Luego me despeinó cariñosamente el cabello- No hablaba en serio-
-Tienes un trastorno de personalidad múltiple- dije bromeando, pensé que se iba a enojar, pero se rió más.
-Perdona si he sido grosero- se disculpó- Es solo que mi padre me pone bajo mucha presión-
-Créeme, no eres el único- suspiré, mirando las teclas del piano- Los padres puedes ponernos las cosas difíciles a veces ¿no crees?-
-Sin duda- sonrió, tristemente.- Hablando de reglas rotas… ¿Dónde te habías metido?-
Me tensé por completo. ¿Decírselo a él? No, no podía, sobre todo porque a pesar de que en ese momento se portaba bien aún no confiaba en él, para mí seguía siendo un extraño. De seguro vio mi aspecto preocupado, porque rió y se volteó de nuevo a las teclas.
-Jajá, está bien. Si quieres no me digas- dijo sonriente- Solo que pienso que como los dos estamos en contra de este compromiso, debemos hacer con todas las de la ley-
- Si…- suspiré resignada. Me estaba pidiendo aliarme a él, tenía razón. Si queríamos llegar a algún lado libremente, debíamos apoyarnos- Fui al cultivo de calabazas-
-¿Al cultivo de calabazas?- preguntó algo sorprendido- Eso está lejos ¿Qué hacías ahí?-
-Bueno…yo…fui a ver a alguien- confesé, frotándome un brazo, apenada, y desvié la mirada.
-Oh, ya veo- dijo Marshall, entendiendo la situación- ¿Tu…novio?-
Tragué saliva ruidosamente. La palabra resultaba extraña, pero ese beso con Finn habían aclarado demasiadas cosas. Yo lo quería, él me quería…formula simple.
-Si…eso creo- respondí, avergonzada. Marshall rió al ver mi reacción y luego tomó sus partituras y me las mostró.
-Entonces, como también estas enamorada… ¿Me ayudas con esto?- me preguntó. Miré sorprendida las partituras y luego lo miré a él.
-¿Quieres que te ayude a componer?- pregunté, atónita.
-Sí, claro. Puedes ayudarme con la letra-
-¿Le vas a poner letra?-
-Claro, después de todo también estoy enamorado. No eres la única, Marcy- dijo Marshall. Yo le sonreí traviesamente y miré la partitura.
-De acuerdo. Pero deberías cambiar estos acordes- dije, señalando la partitura.
-Eh… ¿Tú crees?-
-Seguro, así sonará mejor- le aseguré. Me sonrió y luego le entregué la partitura.
-Vale-
Con dos plumas, tinta y más hojas pautadas seguimos haciéndole cambios a la composición, aunque había poco que hacerle, y yo comencé con las letras. Marshall y yo decidimos que sería una canción acerca del amor prohibido. Un tema prefecto.
-A todo esto, Marceline ¿Cómo se llama la persona que quieres?-
-Finn- respondí, levemente sonrojada.
-Jeje, tiene un nombre gracioso ¿no crees?-
-Sí, algo- sonreí divertida.
-Hagamos algo mi prometida, cuando nos casemos los dos estaremos de acuerdo en serle infiel al otro- me propuso. Después de todo, este matrimonio no se cerrará del todo bien-
Yo me reí un poco, pero sabía que no era broma, Marshall hablaba en serio, y yo también. Estaba más que de acuerdo con ese pacto, y nos ayudaría a los dos.
-De acuerdo- accedí- Si prometes no decirle a mis padres que me doy a la fuga con frecuencia-
-Jajá, seguro. No hay problema- respondió felizmente- ¿Sabes? Realmente me puedes llegar a caer bien. No eres tan molesta como parecías-
-Jeje, tú también me caes bien, Marshall- respondí, divertida de su broma- Y tú tampoco eres un patán bien vestido como pensaba-
Marshall rió.
Es extraño que ahora lo vea así. Tan solo ayer lo pisé y él me acosó por la noche. Pero ahora podemos volvernos buenos amigos y cómplices en el crimen, porque sé que a él le pasa lo mismo que a mí, está enamorado de un amor prohibido.
Papá casi me regaña por ver que estaba de nuevo junto al piano, pero cuando vio a Marshall decidió dejarnos, porque pensó que finalmente nos estábamos llevando bien como prometidos y no como amigos. Jeje, al menos tenemos cubierta esa fase.
Como sea, mañana nos dirán nuestros padres algo importante referente al compromiso…pero ¿Qué otra cosa más importante y peor puede ser que casarte? Lo bueno es que Marshall no se ve ambicioso y egoísta, y está dispuesto a romper las reglas si yo lo hago.
Bueno me voy a dormir. Mañana iniciará nuestro teatro de mentiras para hacerle creer a nuestros padres que nos llevamos bien. Lo bueno es que Marshall me agrada un poco y será más soportable así. Además no escabulliremos para que me enseñará a tocar la guitarra y seguiremos con nuestra canción.
Lo que me recuerda, antes de irme le pregunté:
-Oye Marshall, no me has dicho el nombre de la persona a la que tú quieres- le dije, cuando comenzamos a levantar nuestro trabajo para ir a cenar.
Marshall sonrió. Pero con una línea que jamás había visto en él. No era una mueca ni una curva chueca, no. Era una sonrisa de verdad, como si le hubiera tocado el corazón, pero a la vez parecía triste. Entonces me di cuenta de que sentíamos lo mismo.
-Fiona- me respondió.
No sé quién sea, ni he escuchado su nombre en el pueblo, así que supongo que no es de por aquí. Pero sea quien sea les deseo lo mejor y espero que Marshall logré encontrara la felicidad que yo también buscó.
Y mañana recibiré más noticias. Eso es seguro."
Finn y Jake terminaron de leer esa página, y se miraron algo dudosos.
-¿Fiona?- preguntó Finn- Suena a mi nombre pero en femenino-
-Cierto- dijo Jake- Y también me parece conocido-
-Bueno, sigamos leyendo. Tal vez nos diga más cosas- propuso Finn. Jake asintió y tomó del nuevo el diario.
-Claro, viejo-
Y continuaron leyendo, sin saber que en el siguiente día que iban a leer aquella noticia que Marceline esperaba cambiaría el rumbo de toda su existencia.
6 de Diciembre, 1900…
El Diario de la Reina de los Vampiros
Capitulo 4: ¡Página Incompleta! Primera Parte
6 de Diciembre, 1900…
Querido Diario:
¿La confusión y el miedo puedes fusionarse en uno solo? Yo creo que sí, y lo peor es que ambos formulan solo una cosa: La desesperación, y lo que comenzó con un buen día, terminó por crearse en uno terrible para mí.
Hoy recibí una noticia, una noticia que no creí al principio, pero después de llegar a la conclusión de que vivo en Ooo, una tierra mágica donde los humanos convivimos con especies mágicas, me di cuenta de que podía ser verdad. Lo peor que casarse por la fuerza y que ni en mis sueños más locos hubiera esperado que pasara.
Después de desayunar, Marshall y yo salimos al jardín, para entonces él había conseguido una guitarra, con la que acomodamos los últimos acordes de la canción de ayer y mientras le poníamos la letra mientras yo la iba cantando. Marshall me dijo que tenía bonita voz, me ruboricé un poco porque nadie en esa casa me había dicho eso, no mi familia.
La canción nos quedó maravillosa y con el poco tiempo que nos sobró, Marshall me enseñó unos acordes en la guitarra. Al final, todo lo que él me había enseñado me había salido…en mi primera y quizás última clase de guitarra, porque lo que vino después no me hizo nada bien.
Después de recibir esa noticia mis planes de ver a Finn mañana se habían hecho tan imposibles y a la vez tan posibles como cuando me levante.
Después de la cena, mis padres dijeron que querían hablar conmigo y con Marshall de un asunto delicado y del por qué de nuestro compromiso. Me pareció ver que "mi prometido" se tensó cuando escuchó aquello, pero aún así, ambos nos dirigimos a la sala, donde su padre también nos esperaba, con gesto serio. Papá pidió que tomáramos asiento, mientras él y mamá se ponían en el sillón paralelo al de nosotros. Me sorprendió ver que ella estaba llorando.
Miré a Marshall confundida y me di cuenta de lo serio que estaba, algo en mí me intuyó: él lo sabía.
-Hija- comenzó mi padre.- Creo que ha llegado el momento de decirte por qué debes comprometerte con el hijo del conde-
-Bien- respondí tranquila, pero curiosa. En ese par de días, Marshall Lee me había caído bien, incluso ya éramos buenos amigos, son más allá de los limites y siendo secuaces en nuestros planes. Miré como mi padre tomaba la mano de mamá, como si le costará decir aquello.
-¡No pueden hacerle esto!- de repente soltó Marshall- ¡Es solo una niña!-
-Claro Marshall ¡Igual que tú!- le increpó su padre.
-¡Pero ella es buena! ¡No tiene la culpa de nada!- volvió a decir Marshall. De repente mi mamá soltó un sollozo incontrolable, yo la miré, entonces me di cuenta de que…aquello era grave.- ¡¿No les es suficiente casarla por la fuerza conmigo!- soltó de nuevo él. Pronto se convirtió en una pelea entre Marshall Lee y el conde.
-¡No trates de reprocharnos lo que sabes que va a pasar de todas maneras!-
-¡Pero no es justo! ¡Ella jamás lo entenderá!-
-Tiene dieciséis años Marshall ¡Debe saber ya lo que va a pasar en Ooo!-
-¿¡Por qué ella! ¿¡Por qué no otra!-
-¡Porque es la ultima heredera!-
-¿¡Y le harás los mismo que a mamá!- preguntó Marshall, casi ahogándose en su propia ira. De repente el rostro del conde me dio más miedo, incluso sus ojos parecieron volverse más rojos.
-No metas a tu madre…-le dijo entre dientes.
-¡No meterla siempre ha sido tu salida!- le gritó Marshall- ¿¡Por qué no mejor aceptas que por tu culpa mamá murió!-
-¡Cállate!-
¡ZAZ! El conde le soltó una bofetada a Marshall. Fue tan fuerte que el chico terminó en el suelo, papá se puso de pie, mientras mamá miraba horrorizada a su futuro yerno en el suelo.
-¡Basta!- dije, asustada y preocupada. Me arrodille junto a Marshall y lo ayude a levantarse. Se dio la vuelta, tomando la mejilla que su padre había golpeado y le lanzó una mirada de muerte a su padre. En los días que llevaba ahí, jamás vi a Marshall tan enojado.- ¿Estás bien?- le pregunté. Él solo accedió y se levantó del suelo, yo le copié y luego encaré a mi padre.
-¿Qué está sucediendo?- pregunté firmemente, aunque en ese momento ya me temblaban las rodillas. Mi padre suspiró y tomando todo el valor que pude percibir dijo:
-Se acerca una guerra en Ooo-
Tal vez no fue lo más sutil, pero yo tampoco era así. Lo mejor fue que me lo dijera de esa manera, sin embargo…esa noticia no cupo en mí. ¿Una guerra? ¿En Ooo? Pero sí Ooo era pacifico, tenía sus decadencias y todo, pero la población era estable. De repente, lo único en mi mente que se vino fue Finn.
-¿Qué?- pregunté, incrédula.
-Si…una guerra es lo que viene a continuación- repitió papá con otras palabras.
-Pero eso… ¡Pero eso no puede ser!- exclamé, asustada esta vez- ¿Por qué se viene una guerra? ¿Por qué?-
-Por unos hongos que desde hace mucho tiempo los humanos y las criaturas de Ooo andan peleando- explicó papá- Pero ese no es el punto. El punto es que debemos estar preparados, y tu boda con Marshall Lee nos beneficiará a todos-
-¡Pero si una boda es lo menos que podemos hacer ahora! ¡Se viene una batalla entre humanos y las criaturas de Ooo! ¡Debemos estar preparados!- solté, explotando finalmente. No podía haber una guerra, si era así, los más pobres caerían primero…y Finn es uno de ellos. -¿¡Cómo por qué!- grité, furiosa- ¡Casarme con él no ayudará en nada!-
-Marcy, Marcy…- intentó calmarme mamá.
-Olvídalo- le contesté esta vez a mamá, entonces me levanté del sofá y comencé a caminar hacia la puerta. Era tarde, pero aún podía avisar en los cultivos de calabazas y a Finn.- Iré a avisarle a los demás-
-Ese es el problema, Marceline- oí que decía papá a mis espaldas- Nosotros no pelearemos con los humanos-
Me detuve en seco y abrí los ojos de la sorpresa, me giré lentamente hacia papá y lo volvía encarar. ¿Entonces qué haríamos? ¿Escondernos? ¿Huir por ser una de las familias más adineradas? No. Yo no puedo dejar a Finn ni a Jake o a Katherine. Mi vida estaba ahí, en Ooo.
-Pero papá, somos humanos. ¡Es lo que somos! No podemos dejarlos aquí así nada más…- comencé a protestar.
-Nunca dije que no pelearíamos- dijo mi padre- Lo haremos…del lado de las criaturas de Ooo-
-¿Qué?- pregunté incrédula- Papá, no somos unicornios o hechiceros…somos humanos, humanos de carne y hueso-
-No- negó mi padre- No somos humanos.-
-¡Bien! Entonces dime que somos, porque yo ya no lo sé- contesté fastidiada.
Mi padre se acercó a mí, con gesto serio, pero de gran dolor. Me tomó por los hombros y me miró a los ojos, nunca había visto tan de cerca esa mirada en mi padre, casi me parte el corazón, pero pronto comprendí porque todos estaban tan tensos.
-Somos vampiros-
Hasta aqui!!! El proximo domingo pondré la segunda parte del primer capitulo, comentad, suscribiros y si teneis un blog de hora de aventuras, por favor, recomendar mi blog en el vuestro!!
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