Hola! buscando en internet encontre una cosa muy chula: Un fanfic del diario de la reina de los vampiros!!! voy a poner una parte del diario todos los domingos de cada semana, para que lo vayan leyendo. Os dejo la primera parte! :
El Diario de la Reina de los Vampiros
Capítulo 1: Libro oscuro
Era una hermosa y tranquila mañana en la tierra de Ooo, y en cierta cueva, cerca del Reino helado vivía una vampira, que estaba tocando su hermoso bajo-hacha en la sala de su casa, porque…como siempre no ha podido salir a los rayos del sol, pero era un momento perfecto para sentarse en el sofá de su casa para componer una nueva canción.
-Made a wrong turn, once or twice, dug my way out, blood and fire. Bad decisions, that's alright. Welcome to my silly life- comenzó a tocar y cantar, estaba inspirada, como pocas veces, y cuando lo estaba realmente sus canciones podían sonar más que bellas. Al ver que funcionó, anotó en una libreta pautada las notas y la letra por debajo, para después continuar- Mistreated, misplaced, misunderstood. Miss 'No way, it's all good', it didn't slow me down. Mistaken, always second guessing, underestimated. Look, I'm still around. Pretty, pretty…- pero justo cuando ya iba cerca del coro se oyó un tremendo golpe afuera de su casa que le hizo tirar jalar la guitarra haciendo que el cable que la conectaba al amplificador se rompiera e hiciera corto-circuito. La pequeña explosión hizo que Marceline se cubriera con las manos, pero cuando vio que le había pasado a su poderoso amplificador casi vuelve a morir de coraje. Este había explotado por completo y ahora de los restos salían pequeñas flamas de fuego.
–Oh-oh-
Caminó directo a un extinguidor que tenía por ahí y apago el fuego con el antes de que se expandiera. Pero a pesar de ello, no logró rescatar nada de su amplificador, afortunadamente su preciosa guitarra roja cereza seguía intacta. Se alegró un poco de eso, pero luego se le borró la sonrisa de alivio cuando volvió a escuchar el mismo ruido que había provocado el corto circuito, seguido por unas risas molestas. Enojada se apresuró a la ventana para ver quién demonios era.
Enfrente de su casa, en efecto, se hallaban Finn y Jake jugando con su espada, y dándole en la torre a varios árboles cercanos a la casa de Marceline.
-¡Jajaja! ¡Estúpido Jake, no me alcanzarás!- gritó Finn, divertido y desafiante.
-¡Ya lo veremos, humano! ¡Ya lo veremos!- respondió Jake por igual.
Siguieron entre risas y juegos, cuando Marceline se asomó por su ventana con los ojos rojos y los colmillos de fuera.
-¡EN EL NOMBRE DE DRÁCULA! ¿¡QUE DEMONIOS HACEN EN MI CASA!?- gritó eufórica la reina de los vampiros. Al instante Jake y Finn soltaron un grito y cayeron de espaldas al ver lo enojada que estaba Marceline.
-¡Ahhhhhhh!- gritó Finn ya en el suelo, temblando. – Lo…lo…sentimos…no era nuestra intención…-
- ¿¡TIENEN IDEA DE LO QUE HAN HECHO!? – volvió a gritar Marceline. Pero de repente la expresión de Jake y Finn cambiaron de miedo a sorpresa. - ¿¡QUE ACASO NO ESCUCHARON!?-
-¿Marceline?...- intentó decir Finn.
-¡USTEDES HAN DECIDIDO MORIR POR LA REINA DE LOS VAMPIROS!- volvió a gritar, sin escuchar si quiera a Finn.
-Um…Marceline- dijo ahora Jake.
-¡NO VOLVERAN A VER LA LUZ DEL DIA!-
-¡¡MARCELINE!!- dijeron los dos más fuerte y al unísono, captando al final la atención de la vampira.
-¿¡QUEEEEEEEÉ!?- gritó ella.
-No puedes estar en el sol, ¿verdad?- preguntó Finn. La expresión de Marceline volvió a ser la misma y lo miró confundida.
-¿Por qué lo dices?- preguntó ahora ella, serena.
-Tu cabello…se está incendiando- informó Finn y Jake solo asintió.
Marceline miró hacia arriba, y en efecto, de su cabello ya salía humo, no estaba en llamas, pero no tardaría en estarlo. ¿Cómo pudo ser tan bruta? ¿Cómo pudo olvidar parte de su seguridad vampírica? Al instante la desesperación se apoderó de ella, y comenzó a rodar en el suelo, tal como se hacía en caso de incendio.
-¡AH! ¡QUITALO! ¡QUITALO!- gritaba mientras rodaba.
-¿Qué hacemos ahora, Finn?- preguntó Jake.
-Pues…no podemos dejarla así. En cuestión de minutos se quemará entera- respondió Finn. Para su mala suerte, hizo que el temor de Marceline aumentara y gritara y rodara más.
-Entonces…habrá que llevarla adentro- dijo Jake, señalando su casa.
-Así es- respondió Finn.
Ambos chicos se acercaron a ella para ayudarle, pero la vampira seguía rodando sin control, presa pánico y rodando sin cesar.
-Tranquila, Marceline- trató de calmar Finn- Te ayudaremos a ir a tu casa- dijo tratando de tomarla, pero era difícil, pues Marceline se retorcía- Solo…quédate quieta -
-¡AG! ¡ME DERRITO!- gritó Marceline.
-No, no, no. Solo quédate tranquila- pidió ahora Jake.
Entre muchos pataleos y gritos de Marceline, Jake y Finn pudieron tomarla y arrastrarla de nuevo hacia su casa. Cuando Finn la tomó se sorprendió realmente del tacto de su mano. Siempre había pensado que la piel de Marceline era rasposa, igual que la de un réptil, por su color azul-grisáceo, pero en realidad su piel era muy suave…pero no dejaba de ser fría. Cualquier humano, como él, puedo dar lo que fuera porque su piel fuera así de suave. Ya era oficial: La piel de Marceline le había encantado.
Cuando entraron de nuevo, dejaron a Marceline en el suelo, quien tenía los ojos cerrados y no paraba de gritar, a pesar de ya estar bajo la sombra.
-¡Ah! ¡Me quemó!- gritó desesperada. Finn rodó los ojos.
-Ya estás bien Marceline- anunció Finn.
Marceline se detuvo dejando de gritar, y en efecto ya no sentía más ese ardor contra su piel. Se enderezó rápidamente, agitada y agradeciendo a Drácula que no pasó a mayores. Se sobó la cabeza y luego miró a Finn y Jake.
-¡Wow! Gracias chicos- dijo alegremente mientras se levantaba y sacudía el polvo que se había quedado en su ropa (levaba unos jeans negros muy pegados, botines rojos y un top rojo grande, pero lo suficientemente corto como para dejar ver su ombligo).
-Fue un placer…-comenzó a decir Finn.
-Ahora ¡¿QUIEREN DECIRME QUE SE SUPONE QUE HACEN AQUÍ!?- gritó ella, convirtiéndose en el usual monstro de tentáculos. Finn y Jake se abrazaron, les daba pavor verla así.
- Pero…no hicimos nada…- balbuceó Finn.
-AH ¡¿NO?!- exclamó Marceline, más molesta- ¡MIRA!- señaló, el amplificador. Al instante Finn y Jake comprendieron…habían hecho explotar una de las más preciadas posesiones de la reina vampiro.
-Wow…eso no se ve bien- dijo Jake. Marceline explotó.
-¡POR SUPUESTO QUE NO SE VE BIEN!- exclamó muy molesta.
-P-perdónanos…por favor…- suplicó Jake.
-¡POR SUPUESTO QUE NO LES VOY A PERDONAR ALGO TAN…IMPLACABLE!- gritó…entonces se le ocurrió una idea. De un momento a otro volví a la normalidad y les dio la espalda sonriendo con malicia.- Aunque…supongo que puedo perdonar su gran error si me hacen un favor…-
Jake y Finn dejaron de temblar y la miraron algo dudosos.
-¿Un favor?- preguntó Finn, enarcando una ceja.
-Ya que mis “héroes de pacotilla” destruyeron mi amplificador, debo comprar otro, es por eso que tendrán que quedarse aquí a cuidar de mi bajo y mi casa- explicó Marceline.
-Claro, no hay problema- dijo Finn encogiéndose de hombros. Jake lo miró algo sorprendido.
-¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?!- soltó el perro, asustado.
-Excelente- dijo Marceline, tomando su sombrero y colocándoselo- No tardaré, mientras tanto ¡no toquen nada!- dijo, severamente.
-De acuerdo- respondió Finn nervioso- Ve con calma-
Marceline asintió y luego salió levitando por la puerta.
Así Jake y Finn quedaban solos en la casa de Marceline, entonces el perro le dio un golpe en el brazo.
-¡Auch! ¿Qué te pasa?- dijo molesto.
-Finn ¿¡En que estabas pensando, compadre!?- pregunto Jake, agitando los brazos- ¡Estamos en la casa de La reina de los vampiros! ¿Qué no lo entiendes? ¡Nos puede pasar cualquier cosa!-
-Por favor, Jake- dijo Finn rodando los ojos- Hemos venido a la casa de Marceline muchas veces y no nos ha pasado nada, además ¿Ya olvidad que tú habías juzgado mal a Marceline desde el principio? Ella es…en lo que cabe decir buena-
-Oh…si…buena…- dijo Jake sonriendo maliciosamente- ¿No será que está bastante “buena” para ti?-
Finn se ruborizó entero.
-¿Qué?...no… ¡No sé dé que hablas!- contestó Finn, muy nervioso. Jake lo encaró más cerca.
-¿No será que es a ti a quien le gusta la Reina de los Vampiros…picarón?- Finn se ruborizó aún más, pero solo pudo alcanzar y darle un fuerte golpe a Jake en el estómago.
-¡Tarado! ¡A mí no me gusta Marceline!-
Jake quedo tirado en el suelo, abrazando su estómago.
-Está bien, está bien…sabes, no tenías que pegarme así- jadeó, pues Finn le había sacado todo el aire. Finn se dio la vuelta y se cruzó de brazos.
-Además no sé ni por qué estoy hablando contigo de esto- dijo Finn acercándose a un librero que tenía Marceline en la estancia.
-No te confíes, Finn. Puede pasar cualquier cosa-
-¿Quieres calmarte?- dijo Finn molesto y volteando a ver como el perro se levantaba un poco adolorido aún- Marceline lo dijo; mientras no toquemos nada no habrá porque…- habló mientras se recargada en el filo del librero -…preocuparnos…- pero este no estaba bien apoyado, entonces se tambaleó empujado un poco a Finn.
-¡Cuidado Finn!- soltó Jake al ver el peligro. Rápidamente el muchacho se quitó de ahí, antes de que le cayera el librero encima, para su suerte, el mueble solo se tambaleó un poco…pero tiró un libro.
-E…estuvo cerca- suspiró Finn aliviado.
-Así es…mmm… ¿Finn? Creo que tiraste algo- señaló Jake al ver el libro en el suelo.
-Oh…- soltó Finn y se acercó a recogerlo.
El libro había caído abierto en las primeras páginas y de él había salido botada una hoja más pequeña que las del libro, pero reluciente y brillaba con la luz de la casa de Marceline. Finn la tomó y le dio la vuelta…luego sus ojos brillaron al ver la cosa más hermosa que había visto.
Era una foto…sin duda alguna. Pero era de una muchacha realmente bonita. Se hallaba posando para la foto. Su tez era blanca…como la de Finn, su cabello era lacio y negro azabache, a la vista, sedoso y brillante, llevaba un vestido de época azul marino con un escote de muerte, y en su pelo un agarra-pelo de cerezas, pero lo que más impactó a Finn fueron los ojos de esa chica. Eran azules, azul celeste, turquesa, zafiro…o la combinación de eso, pero refulgían y destellaban como dos gemas. Esa era la chica más bonita que había visto en mucho tiempo…se le hacía bajamente familiar, como si… ya la hubiese visto, era un sentimiento de felicidad y dolor que él no entendía, pero se quedó observando y preguntándose quien era esa hermosa joven y porque sentía domo si ya la hubiera visto en algún sitio.
-Hey Finn…que chica tan más bonita- dijo Jake, al acercarse por su hombro.
-Si…- suspiró el muchacho maravillado.
-Oye…hay algo escrito abajo- dijo Jake señalando la punta de la fotografía, Finn la acercó más a él enfocando la vista y leyó:
"Marceline Abadeer…1900"
-¿¡QUEEEEEEEEEEE!?- gritaron los dos al mismo tiempo y Finn soltó la imagen tan pronto como lo leyó, como si una descarga eléctrica le hubiera atravesado.
-Finn….hermano….esa chica ¿De verdad es…Marceline?- preguntó Jake, también sin poder creérselo.
-Perece ser que si- dijo Finn tragando saliva ruidosamente.
-¡Pero no! Ella no puede ser esa chica, tan bonita. ¡Por amor a Dios! Estamos hablando de Marceline- exclamó Jake.
-¿Quieres calmarte?- dijo Finn agarrando nuevamente la foto y la miró mejor. Si la veía más de cerca, la chica tenía toda la cara e incluso la expresión explosiva, traviesa y bromista de Marceline. Miró su cuello…no estaban los dos hoyos que Marceline tenía.
-Oye…en esta foto Marcy no tiene la mordida de vampiro- señaló Finn. Jake la miró y comprobó que era cierto.
-Tienes razón…-
-Entonces…eso quiere decir que esta foto fue tomada cuando Marceline aún era humana- sintetizó Finn, y era cierto. Marceline tenían en esa foto todo su aspecto humano…como él. Finn se sintió culpable de pronto. -¿Sabes, Jake? Ahora que lo pienso, no sabemos nada del pasado de Marceline-
-¿A qué te refieres, Finn?-
- Me refiero a que no sabemos que hubo más atrás de cuando nos corrió de la casa o nos jugó esas bromas pesadas con su pandilla del inframundo - dijo el muchacho aun sonando culpable y abrazando sus rodillas.
- Tal vez esto nos pueda ayudar- dijo Jake, enseñándole el libro que se había caído. Finn lo miró: Era un libro oscuro completamente y con letras plateadas y brillantes decía: "Marceline". – Es su diario, al parecer-
-¿Estás loco?- soltó Finn, abriendo los ojos como platos. – No podemos invadir la privacidad de Marceline, no nos rebajaríamos a ese nivel-
-Oh vamos, Finn…solo un par de hojas-
-Creo que no escuchaste bien a Marceline; No debemos tocar nada- regaño Finn.
-Pero Marceline no se enterará, además ¿No tenías muchas curiosidad por saber que había más allá de tu querida reina vampírica?- se burló Jake- ¿O es que tienes miedo… Eh, cobarde?-
Una de las cosas que más cuidaba Finn era su honor y dignidad y Jake supo dar en el filo. Finn le arrebató el diario y lo miró enojado.
-¡Trae acá! ¡Nadie me llama cobarde!-
Finn comenzó a abrir el libro, mientras Jake sonreía satisfecho. Había logrado su objetivo: Hacer caer en la tentación a Finn, aunque sabía que tarde o temprano se lo agradecería.
Finn encontró la primera hoja y empezó a leer el encabezado:
2 de Diciembre 1990:…
Hasta aqui!! El proximo domingo os dejo la siguiente parte! ;)